miércoles, 31 de agosto de 2011

NOCHE DE JUERGA

Hace unos meses, decidí cogerme unos días de vacaciones, pero sin salir de Madrid, con la intención de zorrear lo que pudiera, si es que salía algo.
Una mañana, me metí en el chat a ver que pescaba. Tras varias horas de "nada de nada", encontré a un ejecutivo maduro, que tenía pinta de querer desparrarmar como yo. Pero siendo casado, no podría desparrarmar mucho. Me equivoqué, porque estaba de paso por Madrid, y quería probar todo lo que en su ciudad no podía probar. Fueron dos día/tardes/noches de intenso zorreo por Madrid, haciendo realidad sus fantasias y morbos.
La primera tarde, ya pudimos realizar uno: tener sexo en las oficinas de la empresa para la que trabajaba. Digo sexo, no follar, porque eso hubiera sido complicado. El caso es que tras una charla telefónica, me citó en unas oficinas del Paseo de la Castellana. Llegué, dije la contraseña pactada a una secretaria, y al cabo de un rato, me recibió el ejecutivo. Alto, de 55 años, pelo abundate, camisa bordada y corbata de seda. Un pantalón beig que le marcaba un buen culo y un buen bulto delantero. Me hizo pasar a un despacho que usaba esos días. Todo parecía una cita de trabajo. Pero fue cerrar la puerta y comenzar a morrearnos. ¡Cómo lamia mi lengua! Se adivinaba un buen cerdako. Nos morreábamos a la vez que nos tocabamos los cada vez más abultados paquetes. Seguimos así un rato, hasta que nos separamos y me dijo que quería probar mi polla, pero no allí. Me dijo que saliera y le esperara en el baño de dos plantas más abajo, y que si alguien me decía algo, dijera que los baños de la planta 14 no funcionaban.
Así que allí me dirigí. Nadie me preguntó nada, como si fuera un trabajador más. Entré en el servicio, vacío completamente, y me dirigí a un cuarto. Cerré la puerta y a esperar. Al cabo de 10 minutos, oí que entraba alguien. Unos pasos recorrieron la sala, y una tos, a modo de señal, me indicó que podía salir. Abrí la puerta, me asomé, y le hice una seña para que entrara. Otras vez a morrearnos. Que ansias tenía este tío. pero el morreo fuer corto esta vez, porque enseguida se puso de rodillas, abrió mi bragueta y me saco la polla. Me miró con cara de vicio sonriendo.
-La hora del bocadillo-, me dijo en un susurro.
Y sin más, se la metió en la boca. Sentí como cuando en casa, para masturbarme, meto la polla en un tarro de aceite de masaje caliente. Así tenía su boca, ardiendo. Me hizo una mamada espectacular y el morbo de hacerlo allí. Después de 10 minutos mamándola, estaba que me corría. Le avise de que no aguntaba más, se la sacó un momento para decirme que quería saborear mi leche. Así que se la volvió a meter en la boca y comenzó a mamarla más fuerte. A mí eso de correrme en la boca de un tío me pone muy burro, esa libertad de soltar la leche dentro, eso de no tener que sacarla, ufffffffffff. Así que dando un espasmo, me corrí dentro de su boca. El tío subcionó todo. Se puso de pie, y acercó su boca a la mía. Al abrirla, toda mi leche entró en mi boca, noté su sabor entre salado y dulzón. ¡Vaya morbo que me dio eso! Nos dimos un buen morrreo, y cuando la leche se escaba entre la comisura de los labios, volvíamos a cogerla con la punta de la lengua, con vicio.
Al rato, le dije que no se había corrido él, que si quería que se la comiese. Me dijo que ni de broma. Estaba bien empalmado, pero se la guardó y me dijo que se reservaba para la noche. Salimos del aseo, y mientras bajabamos en el ascensor, me dijo que quería quedar para esa noche, si yo podía. Yo no solamente podía, sino que quería. Así que quedamos en que pasaría a recogerme por mi casa sobre las 10 de la noche.
Pasé el resto del tiempo preparándome para la cita. Una buena ducha anal por si las moscas, afeitarme bien los huevos y las axilas, ponerme un arnes que tengo de cuero y cadenas. Debajo de la camisa y la chaqueta no se notaba nada que lo llevaba, y tal vez eso le diera morbo a mi ejecutivo.
A las 10 esperaba como un clavo en el portal. Fui tan tonto de no preguntarle qué coche llevaba, así que no sabía si de verdad aparecería o no.
Mientras paseaba por la acera, un BMW azul oscuro se paró casi a mi lado, y un toque de claxon me indicó que me llamaban a mí. Me dirigí al coche, abrí la puerta y nada más sentarme en el asiento del copiloto, me doy cuenta de que el tío va completamente desnudo. Hacía una buena noche, pero no creo que fuera por el calor el motivo por el cual iba en pelotas. Me sonrió ante mi cara de sorpresa y me dijo:
-La noche es tuya. Tú diràs hacia donde vamos-.
Lo primero que se me pasó por la cabeza fue decirle:
-Antes de nada, creo que debemos estar en igualdad de condiciones. Si tu vas en bolas, creo que yo debería desnudarme también. Así que busca una calle tranquila para despelotarme-.
Nos metimos en una calle estrecha y sin mucho tránsito y paró el coche. Así yo pude quitarme los pantalones, el suspensorio, la chaqueta, meintras él iba mirando y sobándose la polla. Cuando me desabroché la camisa y vio el arnés, soltó un taco y la polla se le puso a palpitar. Allí mismo, dos tios desnudos, morreàndose en un coche.
Después, más salidos que nunca, decidimos ir a una zona de cruising de Madrid, el parking de Ventas, en la plaza de toros. Llegamos y aparcamos el coche. Al principio no parecía que hubiera movimiento. Mi ejecutivo decidió abrir la puerta, para que con la luz interior, se nos viera. Empezó a menarsela. Al rato, un chico joven se fue acercando al coche, y la vernos desnudos completamente, alucinó un poco y enseguida se echó mano a su paquete. Se pueso justo al lado del ejecutivo y éste, no tardo nada en sacársela y emepzar a mamársela. El chaval le follaba la boca mientras gemia. Yo oigo a un tío gemir y se me pone a tope. Así que salí del coche, en pelotas, y me pude detrás del chaval. Le bajé bien los pantalones y empecé ameterle mi polla entre sus muslos, mientras le seguían comiendo la polla. Estuvimos así un rato hasta que el joven decidió agacharse y comenzar a mamar la polla ejecutiva. En esa postura, estaba pidiendo que alguien le follara, así que me puse un condón y aproveché la ocasión. Se la metí de golpe hasta casi los huevos, y el chaval gimió de dolor y placer. Pero dilataba bien el cabrón, así que mi polla empezó a entrar y salir sin ningún problema. Qué culo más bueno, y además, me ponia más cachondo observar la cara de placer del ejecutivo mientras se la comían.
Entre gemidas o tacos, estaba claro que los tres lo estábamos pasando estupendamente. En un momento dado, el ejecutivo comenzó a temblar, estaba cercana la corrida. Así que yo también estaba listo para correrme en ese culo joven.
- Joder, me voy, me corro, toma mi leche-.
El ejecutivo se corría y el chaval no sacaba la polla de su boca, así que mi amigo no tuvo más remedio que descargarse en esa boca glotona. Y mientras soltaba su chorro, yo hacía lo propio pero con mi polla fuera de su culo y mi leche resbalando por sus piernas.
Menuda corrida nos pegamos. El chaval se fue todo pringoso a su casa, y nosotros, de nuevo en el coche, nos morreamos e hicimos algo que nos gustaba a los dos: masturbarnos plácidamente recordando la follada.



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