miércoles, 31 de agosto de 2011

NOCHE DE JUERGA

Hace unos meses, decidí cogerme unos días de vacaciones, pero sin salir de Madrid, con la intención de zorrear lo que pudiera, si es que salía algo.
Una mañana, me metí en el chat a ver que pescaba. Tras varias horas de "nada de nada", encontré a un ejecutivo maduro, que tenía pinta de querer desparrarmar como yo. Pero siendo casado, no podría desparrarmar mucho. Me equivoqué, porque estaba de paso por Madrid, y quería probar todo lo que en su ciudad no podía probar. Fueron dos día/tardes/noches de intenso zorreo por Madrid, haciendo realidad sus fantasias y morbos.
La primera tarde, ya pudimos realizar uno: tener sexo en las oficinas de la empresa para la que trabajaba. Digo sexo, no follar, porque eso hubiera sido complicado. El caso es que tras una charla telefónica, me citó en unas oficinas del Paseo de la Castellana. Llegué, dije la contraseña pactada a una secretaria, y al cabo de un rato, me recibió el ejecutivo. Alto, de 55 años, pelo abundate, camisa bordada y corbata de seda. Un pantalón beig que le marcaba un buen culo y un buen bulto delantero. Me hizo pasar a un despacho que usaba esos días. Todo parecía una cita de trabajo. Pero fue cerrar la puerta y comenzar a morrearnos. ¡Cómo lamia mi lengua! Se adivinaba un buen cerdako. Nos morreábamos a la vez que nos tocabamos los cada vez más abultados paquetes. Seguimos así un rato, hasta que nos separamos y me dijo que quería probar mi polla, pero no allí. Me dijo que saliera y le esperara en el baño de dos plantas más abajo, y que si alguien me decía algo, dijera que los baños de la planta 14 no funcionaban.
Así que allí me dirigí. Nadie me preguntó nada, como si fuera un trabajador más. Entré en el servicio, vacío completamente, y me dirigí a un cuarto. Cerré la puerta y a esperar. Al cabo de 10 minutos, oí que entraba alguien. Unos pasos recorrieron la sala, y una tos, a modo de señal, me indicó que podía salir. Abrí la puerta, me asomé, y le hice una seña para que entrara. Otras vez a morrearnos. Que ansias tenía este tío. pero el morreo fuer corto esta vez, porque enseguida se puso de rodillas, abrió mi bragueta y me saco la polla. Me miró con cara de vicio sonriendo.
-La hora del bocadillo-, me dijo en un susurro.
Y sin más, se la metió en la boca. Sentí como cuando en casa, para masturbarme, meto la polla en un tarro de aceite de masaje caliente. Así tenía su boca, ardiendo. Me hizo una mamada espectacular y el morbo de hacerlo allí. Después de 10 minutos mamándola, estaba que me corría. Le avise de que no aguntaba más, se la sacó un momento para decirme que quería saborear mi leche. Así que se la volvió a meter en la boca y comenzó a mamarla más fuerte. A mí eso de correrme en la boca de un tío me pone muy burro, esa libertad de soltar la leche dentro, eso de no tener que sacarla, ufffffffffff. Así que dando un espasmo, me corrí dentro de su boca. El tío subcionó todo. Se puso de pie, y acercó su boca a la mía. Al abrirla, toda mi leche entró en mi boca, noté su sabor entre salado y dulzón. ¡Vaya morbo que me dio eso! Nos dimos un buen morrreo, y cuando la leche se escaba entre la comisura de los labios, volvíamos a cogerla con la punta de la lengua, con vicio.
Al rato, le dije que no se había corrido él, que si quería que se la comiese. Me dijo que ni de broma. Estaba bien empalmado, pero se la guardó y me dijo que se reservaba para la noche. Salimos del aseo, y mientras bajabamos en el ascensor, me dijo que quería quedar para esa noche, si yo podía. Yo no solamente podía, sino que quería. Así que quedamos en que pasaría a recogerme por mi casa sobre las 10 de la noche.
Pasé el resto del tiempo preparándome para la cita. Una buena ducha anal por si las moscas, afeitarme bien los huevos y las axilas, ponerme un arnes que tengo de cuero y cadenas. Debajo de la camisa y la chaqueta no se notaba nada que lo llevaba, y tal vez eso le diera morbo a mi ejecutivo.
A las 10 esperaba como un clavo en el portal. Fui tan tonto de no preguntarle qué coche llevaba, así que no sabía si de verdad aparecería o no.
Mientras paseaba por la acera, un BMW azul oscuro se paró casi a mi lado, y un toque de claxon me indicó que me llamaban a mí. Me dirigí al coche, abrí la puerta y nada más sentarme en el asiento del copiloto, me doy cuenta de que el tío va completamente desnudo. Hacía una buena noche, pero no creo que fuera por el calor el motivo por el cual iba en pelotas. Me sonrió ante mi cara de sorpresa y me dijo:
-La noche es tuya. Tú diràs hacia donde vamos-.
Lo primero que se me pasó por la cabeza fue decirle:
-Antes de nada, creo que debemos estar en igualdad de condiciones. Si tu vas en bolas, creo que yo debería desnudarme también. Así que busca una calle tranquila para despelotarme-.
Nos metimos en una calle estrecha y sin mucho tránsito y paró el coche. Así yo pude quitarme los pantalones, el suspensorio, la chaqueta, meintras él iba mirando y sobándose la polla. Cuando me desabroché la camisa y vio el arnés, soltó un taco y la polla se le puso a palpitar. Allí mismo, dos tios desnudos, morreàndose en un coche.
Después, más salidos que nunca, decidimos ir a una zona de cruising de Madrid, el parking de Ventas, en la plaza de toros. Llegamos y aparcamos el coche. Al principio no parecía que hubiera movimiento. Mi ejecutivo decidió abrir la puerta, para que con la luz interior, se nos viera. Empezó a menarsela. Al rato, un chico joven se fue acercando al coche, y la vernos desnudos completamente, alucinó un poco y enseguida se echó mano a su paquete. Se pueso justo al lado del ejecutivo y éste, no tardo nada en sacársela y emepzar a mamársela. El chaval le follaba la boca mientras gemia. Yo oigo a un tío gemir y se me pone a tope. Así que salí del coche, en pelotas, y me pude detrás del chaval. Le bajé bien los pantalones y empecé ameterle mi polla entre sus muslos, mientras le seguían comiendo la polla. Estuvimos así un rato hasta que el joven decidió agacharse y comenzar a mamar la polla ejecutiva. En esa postura, estaba pidiendo que alguien le follara, así que me puse un condón y aproveché la ocasión. Se la metí de golpe hasta casi los huevos, y el chaval gimió de dolor y placer. Pero dilataba bien el cabrón, así que mi polla empezó a entrar y salir sin ningún problema. Qué culo más bueno, y además, me ponia más cachondo observar la cara de placer del ejecutivo mientras se la comían.
Entre gemidas o tacos, estaba claro que los tres lo estábamos pasando estupendamente. En un momento dado, el ejecutivo comenzó a temblar, estaba cercana la corrida. Así que yo también estaba listo para correrme en ese culo joven.
- Joder, me voy, me corro, toma mi leche-.
El ejecutivo se corría y el chaval no sacaba la polla de su boca, así que mi amigo no tuvo más remedio que descargarse en esa boca glotona. Y mientras soltaba su chorro, yo hacía lo propio pero con mi polla fuera de su culo y mi leche resbalando por sus piernas.
Menuda corrida nos pegamos. El chaval se fue todo pringoso a su casa, y nosotros, de nuevo en el coche, nos morreamos e hicimos algo que nos gustaba a los dos: masturbarnos plácidamente recordando la follada.



jueves, 11 de agosto de 2011

EN EL SEX-SHOP

Habré pasado muchas veces por delante de ese sex-shop, pero la verdad, nunca me había llamado la atención. Una tarde, de vuelta de unas compras, según me iba acercando, vi que entraba en el sex-shop un madurete que me llamó la atención. Y la curiosidad, el morbo y la imaginación, hicieron que me empezara cierto ardor en la polla. Así que me decidí a entrar. El local era el típico sex- shop: estanterías con pelis, revistas, artículos, cabinas...Me dí una vuelta, pero ni rastro del maduro, así que decidí marcharme. Estaba ya casi por salir cuando entró otro tío, y en el mostrador pidió una entrada para la sala. ¿Sala? ¿Qué sala? Me hice el remolón y pude observar que el dependiente acompañaba al tío hasta una puerta al fondo, que ponía prohibido el paso. la abría con llave y dejaba paso al cliente.
La curiosidad mató al gato, dicen. Así que como gato que soy (madrileño), esperé a que volviera el dependiente y le pedí una entrada para la sala. Pagué mis 6 euros y allí que me fui.
La sala en cuestión era un gran salón, a oscuras, iluminado nada más que por la pantalla gigante donde se proyectaba una peli porno hetero, en esos momentos. Había sillas, algunas mamparas con huecos para mirar, algún recoveco. Tardé un poco a que mi vista se acostumbrara a aquella penumbra. Y cuando lo hizo, descubrí que había varios tíos por allí, unos pajeándose viendo la peli, otros tocándose, otros deambulando.
Yo, decidido a pasar un rato de morbo, me senté en una silla, mirando a la pantalla, pero muy pendiente de las idas y venidas. Empecé a sobarme el paquete, para llamar la atención. Al rato, se me puso justo al lado un tío, que no me gustó nada, con aspecto algo sucio. Así que dejé de tocarme y le miré con cierta agresividad, como queriendo decirle que se largara.. El tío se dio media vuelta y se marcho de la sala.
Yo seguí un rato, pero como nadie aparecía, decidí darme una vuelta para que me viera el personal y ver yo.
Pasé por delante de la pantalla, y vi a un tío, de unas 45 años, completamente desnudo, con su pecho velludo y una polla normal, pero muy morcillona ya. Su visión me dio mucho morbo y me puso a cien. Le seguí con la vista y vi que se metía detrás de una mampara. Decidí cambiar de sitio, y escogí una mampara que estaba cerca de la suya. Me desnudé entero, dejé la ropa encima de una silla y salí a dar otra vuelta por la sala, tocándome la polla. Iba con un ojo pendiente de mi ropa, no fuera que alguien me levantara la cartera, y de ver si veía al cuarentón velludo.
Me volví a mi sitio y no aparecía el tío. Desilusionado, comencé a pajearme para irme ya. Y en ese momento, me fijo que hay unos pantalones a mi lado. Me giro para ver mejor y mis ojos quedan a la altura de un hermoso paquete, enfundado en un traje azul marino. Un tío de unos 50 tacos está a mi lado, mirándome con deseo y lujuria. Así que pensé que esa era la ocasión, cazar a aquel paquete.
Comencé a sobarlo por encima del pantalón y su polla iba creciendo cada vez más. El tío comenzó a tocarme la nuca, a sobarme los pezones, y a mí eso me pierde. me tocan los pezones y me empalmo sin remedio.
Me levanté para acercarme a su cara, con precaución porque hay muchos tíos que no les va el morreo. pero a éste sí que le iba. Posé mis labios en los suyos e inmediatamente abrió su boca para que metiera en ella mi lengua. Comenzó a chuparla, a chupar mi saliba. Yo mientras, seguía sobándole el ya dilatado paquete, y él, con sus manos, pellizcándome suavemente mis pezones.
En un momento dado, separó su boca de la mía y me dijo en un susurro ronco de excitación:
-Hola tío, qué bien besas.
-Tú no te quedas corto-, le susurré al oído.
Sonrió y mirándome me dijo:
-Hace mucho calor aquí. Creo que me voy a quedar como estás tú, desnudo, en pelotas.
Joder, cómo me ponen esas situaciones, de estar despelotado en medio de un lugar donde más gente puede verme. Y a este tío le iba también ese rollo.
Se quietó toda la ropa, dejando al descubierto un pecho no muy velludo, pero con dos buenos pezones, y una polla tiesa, normalita pero descapullada, y unos huevos colgantes bien afeitados. Yo no sabía por dónde empezar.
-Por cierto, me llamo Jorge-. Su lengua acariciaba mi oreja mientras me decía esas palabras.
- Encantado Jorge. Yo soy Miguel (nombre que uso siempre en la ficción, que no es mi nombre real).
Sonreímos y volvimos a morrearnos durante un rato. Nuestras pollas duras nos rozaban los vientres a los dos, refregándonos sin parar. En un momento dado, Jorge me cogió de la mano y me sacó de la mampara. Quería que nos pusiéramos al lado de la pantalla gigante, para exhibirnos bien y que todos los tíos nos vieran. Compartíamos los dos ese morbo sin saberlo.
Allí nos pusimos, iluminados por la luz de la pantalla. Jorge me apoyó en la pared y comenzó a besarme en el cuello, suavemente, dulcemente, sensualmente. Pasaba una y otra vez su lengua por mi cuello, y me volvía loco. Fue bajando lentamente. Su lengua caliente se posó en mis pezones, primero uno y después el otro. Me mamaba, me succionaba como si quisiera sacarme leche de allí, Yo gemía ya sin ningún pudor, y observaba como dos tíos se estaban pajeando detrás de nosotros.
cojonuda, la hostia!
Mientras yo, le pellizcaba sus pezones, que a cada apreetón Jorge soltaba un gemido de placer y se retorcía de placer.
No dejaba de bajar. Hundió su nariz en mi pubis, oliéndolo. Siguió oliendo mis huevos, entre mis piernas. Levantó mi polla hacia arriba, para poder oler bien mis huevos, uffffff.
Yo, mientras, me abría más y más de piernas, cerraba mis ojos y me abandonaba al placer y a gemir. Me encanta gemir.
Y lentamente, mientras me miraba a los ojos y sonreía, se metió mi polla en su boca. Fue como meterla en una vasija con agua caliente, vaya placerrrrr!!!!!!!!!!
La visión era esta. Dos tíos desnudos, junto a la pantalla del vídeo, uno de rodillas chupando, el otro de pie, ojos cerrados, gimiendo y sobándose los pezones. Y detrás de nosotros tres tíos ya masturbándose.
Me hizo una mamada espectacular, la verdad. Pasaba de mi capullo a mis huevos, jugaba con la punta de su lengua en mi capullo, Cuando pasaba su lengua por mis huevos, los movía, sentía la punta sobre ellos, los besaba con sus labios carnosos. Pauta madre.
Al rato, se levantó, me dio la vuelta y pensé que querría follarme. pero no, lo que quería era comerme bien el culo. Se volvió a agachar y con maestría, separó mis nalgas, dejando mi agujero al descubierto.
-Qué buen culo tienes. Me lo voy a mamar entero-.
Y así lo hizo. Hundió su cara en él. Metía su lengua en mi esfínter, produciéndome espasmos de placer. Escupía dentro y luego pasaba su lengua, lamiendo. Y comenzó a follarme con los dedos. Sabía hacerlo bien: metía el dedo hasta casi tocar mi próstata, encontrando mi punto G. Encontrarlo y yo retorcerme de placer fue todo uno.
Mientras Jorge me trabajaba por detrás, yo me masturbaba a lo bestia, me gusta darme caña. Y la corrida se acercaba. Se lo dije, le dije que parara o me corría. Jorge no quería follarme con su polla (una pena), así que siguió follándome con los dedos y su lengua. No podía más y un espasmo de placer recorrió mi espalda hasta mis huevos, y mi leche comenzó a salir, resbalando por mi polla hasta el suelo de la sala.
Jorge se levanto, apoyó su polla dura contra mi culo (volví a pensar que esta vez sí quería metérmela), y comenzó a pajearse de forma bestial, parecía que se la iba a despellejar. Y dando un alarido, echó su lefada entre mis nalgas. Yo chorreba por delante y por detrás. cuando acabo de correrse (gemía que parecía que se moría), se agachó para limpiarme bien el culo. Y cuando acabó, nos dimos un buen morreo. Su boca sabía a su leche, un punto salada. Volvimos a cruzar la sala, para buscar papel, y nuestras pollas aun medio tiesas se reflejaron en la pantalla.
Mientras nos vestíamos, nos sonreímos varias veces, nos sobamos los pezones otra vez. Ya vestido, le perdí la pista en la penumbra. No abandonó la sala conmigo. No sé si se fue antes o se quedó más rato dentro. una pena haberle perdido. Me gustaba y me hubiera gustado probar su polla dentro de mi algún otro día.









miércoles, 10 de agosto de 2011

domingo, 7 de agosto de 2011

DIA CALIENTE, HISTORIA REAL

Me había levantado caliente, con ganas de follar. Era día de diario, tenia que ir a trabajar, pero me apetecía mucho follar. Me metí a chatear en el chat de Chueca, y al rato estaba hablando con un maduro motero. Fue directo, quería follar también, venir a mi casa a follar sin más historias. Me apetecía, sí, ir directo, nada de charlas interminables. Así que le di la dirección y en 15 minutos estaría follando. Eso sí, me exigió que le abriera la puerta en pelotas. Ningún problema, ya lo estaba. Llamé a mi trabajo para decir que me encontraba enfermo y que iría por la tarde.
Al rato oí el ascensor. El motero ya estaba aquí. Pero en vez de tocar mi timbre, se equivocó y tocó el de la vecina. Ella abrió la puerta y le dijo que se equivocaba. Yo miraba todo por la mirilla. Y ver aquel tío maduro, alto, corpachón, con su traje, su pelo largo recogido en una coleta, se me puso bien dura. No podía dejar que se marchara, que creyera que le habían tomado el pelo. Así que así, en pelotas y duro, abrí la puerta para llamarle antes de que se metiera de nuevo en el ascensor.
El motero se metió en mi casa rápido. Fue cerrar la puerta y se apoyo en la pared, sacando de inmediato su polla para que se la chupara. Así que me agaché para comer. Joder, que buena polla tenía el tío. Le miraba mientras se la chupaba, y el tío tenía cerrados sus ojos, la boca abierta dejando escapar gemidos. era dominante, y me sujetaba la cabeza para que no dejara de chupársela. Se le puso bien dura. Con sus pantalones bajados, su chaqueta de cuadros, su corbata y su coleta, me estaba poniendo realmente malo. El motero me hizo ponerme de pie, y sin mediar palabra, me puso contra la pared, me dio la vuelta y con gran maestría, me la metió de golpe, sin condón (cosa que después a los dos nos pesó, por no haber tomado precauciones desde el principio). Joder, que bien la metía. Me dio varios pollazos increíbles, y yo gozando, así, de pie, en la entrada de mi casa.
Después de follarme así un rato, se separó y nos fuimos a la habitación. Allí de despeloto en un momento, descubriéndome un pecho velludo, con unos pezones duros de la leche. Así desnudo, me ponía más y más. De la enculada que me había dado, tenía que lavarse la polla, así que nos fuimos al baño. Allí, antes de lavarla, me hizo chupársela . Me chupe mis propios jugos de mi culo en su polla. Una vez acabado, volvimos a la habitación. Nos tumbamos y empezamos a morrearnos. Joder. Un morrero de la leche, con lengua, que sacaba y metía cada vez más.  Me dirigió la cabeza hacia sus pezones y me ordeno que se los mordiera. Al principio lo hice despacio, pero el motero me dio una leche en la cara, diciéndome que se los mordiera como un macho. Y así lo hice, le hice retorcerse de dolor al cabrón.
Le puse tan fuera de si que me volvió a dar una leche, cosa que en contra de mi costumbre, me excito más.
Se tumbó boca arriba, se despelotó bien, separando sus piernas, y me ordenó que le comiera el culo. Era activo, pero le gustaba que le mamaran el culo. Así que allí bajé. Mi lengua entro en aquel culo, que se contraía a cada lenguada mía, y oía un gemido de placer del tío. Se lo comí bien comido.
Al rato, se levantó, sacó un condón y se lo puso en aquel pedazo de carne que se bamboleaba delante de mí. Me tiró sobre la cama, de espaldas, se tiró encima de mi, y sin casi darme cuenta, sentí su polla dentro de mi. me cabalgó así durante un buen rato, resoplando, dejándome el culo bien dilatado.
Se levantó, sacó su polla de mi culo, y seguía bien empalmado. Se tumbó boca arriba, y me hizo cabalgar ahora sobre él. Joder, cómo movía sus caderas para metérmela de nuevo, él debajo, yo sobre su polla. Me hizo estirar bien los brazos hacia arriba, moverme bien, mientras me daba tortas en la cara, diciéndome guarradas: mueve así cabrón, eres un cerdo, te estoy follando bien follado.
Seguimos así un buen rato, cuando él se incorporó y sin sacarla de mi culo, se sentó al borde de la cama, y me seguía así follando. nunca había sido follado así. Cómo la metía, cómo se movía. Yo estaba en éxtasis.
Así me siguió follando un buen rato. Yo ya no podía aguantar más, así que estaba pelándome bien fuerte. Pero el tío me agarró las manos, me sujetó fuerte y me dijo que iba a hacer que me corriera sin tocarme. Eso seria imposible para mí, nunca me había pasado.

Siguió follándome, mientras me decía que le mirase a la cara, mientras me decía que me iba a correr sin tocarme. Mirarle a la cara, ver el vicio en sus ojos, ver cómo resoplaba, ver su pelo largo caerle
Estaba que no podía más. Y el tío también estaba a punto. Yo seguía encima de él, pero se sacó la polla de mi culo, se quitó la goma y empezó a masturbarse. Gemía y gemía. Se tumbó en la cama, y comenzó a retorcerse. Estaba a punto de echarla. Joder, cómo me ponía verle. Mi polla se puso de nuevo dura y comencé a pajearme, esta vez tocándome bien. El tío lanzó un grito y me cogió la cara para acercarla a su polla, de la que empezó a salir un chorro de espesa lefa, blanca, caliente. Yo puse mi cara en su polla, pringándome bien. Y seguí dándole caña a mi polla. El tío me cogió de los huevos, y sentí una mezcla de placer y dolor. Estaba vacío, pero seguí masturbándome. Al final, en un espasmo de placer, me corrí echando unas gotas más de leche.
Caímos los dos sudando en la cama. Mi culo húmedo, su polla rebosando semen pringoso. Olía la habitación a macho.
Yo pensaba que todo habría acabado. Pero después de un rato y un cigarro, el tío me preguntó si alguna vez había probado el milking. Ante mi cara de extrañeza, supo que no. Me comentó que el milking era ordeñar al tío hasta dejarle bien seco, que llegara a correrse sin echar ya semen. Le dije que en mi caso sería ya imposible. Esa respuesta le encendió la bestia, porque sin mediar palabra, cogió sus calcetines, me cogió de las manos y me ató al cabecero de mi cama. Aquello me asustó un poco, pensando que a ver qué tipo había metido en mi casa. Pero el motero sonrió, me dijo que me tranqulizara, que solamente me iba a hacer experimentar un buen milking.
Mi polla no reaccionaba al principio a sus manoseos, pero el tío siguió. Yo me veía atado, sin poder hacer mucho más que dejarme hacer. Al rato, me miró con vicio y como veía que mi polla seguía flácida, me dijo que su boca era experta en despertar a las pollas más vagas. Y sin más, se la metió en la boca. Yo le miraba, allí abajo, con su pelo largo sobre la cara, subiendo y bajando, mirándome con lascivia. y mi polla reaccionó. Empezó a ponerse dura de nuevo. Sentía un dolor en los huevos, un escozor en el capullo, pero estaba dura de nuevo.
Siguió chupámdome un rato, corto, para pasar después a mastubarme de nuevo, metiendo dos dedos en mi culo, buscando mi punto G de nuevo. Y lo encontró, sí. Sentí placer, sentí que mi cuerpo daba todo, sentí por dos veces que me corría. Y a la tercera vez, sentí un orgasmo bestial, raro, porque fue una descarga eléctrica, sin eyacular, pero muy placentera. No podía eyacular porque no tenía ya nada dentro. Qué pasada.
El tío se rió, me desató y me dijo que por mi culpa se había vuelto a empalmar. Así que antes de irse, tendría que masturbarse de nuevo. Se puso de pie y me ofreció todo su cuerpo en tensión mientras se masturbaba. Me miró, yo tumbado en la cama,  pellizcándome los pezones. Y me dijo que los vecinos se lo iban a pasar también bien. Sin darme opción, corrió las cortinas y se planto delante del balcón a meanársela. Aquello me dio morbo, yo lo hago algunas veces también. Y se terminó corriendo, echando su leche, escasa ya, en los cristales.
Aquel hermoso cuerpo doblándose mientras se corría. ufffffffffffff.
Al acabar, se vistió rápido, tenía que irse a trabajar, se recogió el pelo en una coleta, y me guiñó un ojo mientras salía de la habitación. Oí cerrarse la puerta de la calle, y me dí media vuelta. Me quedé dormido hasta casi medio día. No pude pajearme en dos días, de lo que me escocía la polla, pero fue uno de los mejores polvos de mi vida.

¿QUIÉN NO HA IDO DE CANCANEO ALGUNA VEZ?


sábado, 6 de agosto de 2011

ZORREANDO MAS CON MADUROS Y EJECUTIVOS

Los que vivimos en Madrid conocemos bien los aseos del Centro Comercial ABC, en la calle Serrano. Una tarde de junio, me acerqué por allí, y aunque hay vigilante jurado, si uno espera, al final encuentra polla trajeada. Y encontre, vaya si encontre.
Me coloqué en un meadero y al rato, apareció un maduro, trajeado, pelo canoso y melenita. Uffffffffffff. Empecé a tocármela, y él me miraba con descaro, Así que sin tapármela, me aparté, se la enseñé y el tio se me puso al lado, para tocarme bien mi culo. Estaba claro que queria faena.
Me separé y me metí en un cubículo, dejando la puerta abierta. Y el tio entro al minuto. Pero fue para decirme que allí no le gustaba follar, que si quería irme con él, en su coche, a algún lugar al aire libre. Decirlo y subirme la bragueta para seguirle, fue todo uno.
Le seguí por el parking, nos montamos en su coche y salimos. Allí, sentados juntos, empezamos a morbosear. Me dijo que si me atrevía a sacármela en el coche, para que me la vieran desde los autobuses. Al oírle decir eso, se me puso dura de nuevo, así que había que aprovechar y bajarme los pantalones. EL tío soltó una carcajada, viéndome así. Paramos en un semáforo y comenzó a masturbarme. Qué morbo me dio eso, allí, meneandomela en medio de la Castellana.
Seguimos así, él conduciendo y yo despelotado. En otro semáforo me retó a que se la sacara y se la chupara. No acabó de decirlo y ya me inclinaba para comérsela. Pero vaya sorpresa me llevé. Aquello no era una polla, era una enorrrrme polla, circuncidada, con un capullo que era lo único que me cabía en la boca. Quería mamársela toda la tarde. Seguí agachado chupando hasta llegar a una zona de descampado en la zona de la Universidad, la Finca de papá. Buscamos un sitio apartado y nos despelotamos enteros. EL tío salio desnudo, empalmado, del coche. Se apoyó en el coche y me ofreció su polla de nuevo. Me iba a agachar a comer pero no me dejó, me atrajo hacia él y me dio un morreo con lengua de la hostia. Que bien besaba. Después del morreo, a comer esa polla. Se la comí durante más de 15 minutos, sabía de vicio. El tío se retorcía de placer, gemía, me agarraba la cabeza para que chupara y chupara. Noté en un momento que temblaba, se retorcía y noté que se iba a correr. Dando un gemido bestial, sacó su polla de mi boca y echó un chorrazo de leche caliente en mi pecho, resbalando hacia mi polla tiesa, que no dejé de menearmela.
Creí que todo se habría acabado, pero el tío me tumbó en el asiento trasero, y lamiendo su leche, llegó hasta mi polla. Qué bien la chupaba, cómo movía su lengua sobre mi polla y mis huevos. UFFFFFFFFFFF. No podía más y acabé corriéndome. Quise sacar mi nabo de su boca, pero el tío se negó asoltarla y me corrí en su boca. Con mi lefa, nos pegamos otro morreo, un beso blanco,mmmmmmmmmmmmm
Joder, de recordarlo me voy a pegar una buena paja ahora mismo.

MAS MADUROS...UFFFFFFFFFFFFF AL AIRE LIBREEEE, ENSEÑANDOLO TODO