domingo, 7 de agosto de 2011

DIA CALIENTE, HISTORIA REAL

Me había levantado caliente, con ganas de follar. Era día de diario, tenia que ir a trabajar, pero me apetecía mucho follar. Me metí a chatear en el chat de Chueca, y al rato estaba hablando con un maduro motero. Fue directo, quería follar también, venir a mi casa a follar sin más historias. Me apetecía, sí, ir directo, nada de charlas interminables. Así que le di la dirección y en 15 minutos estaría follando. Eso sí, me exigió que le abriera la puerta en pelotas. Ningún problema, ya lo estaba. Llamé a mi trabajo para decir que me encontraba enfermo y que iría por la tarde.
Al rato oí el ascensor. El motero ya estaba aquí. Pero en vez de tocar mi timbre, se equivocó y tocó el de la vecina. Ella abrió la puerta y le dijo que se equivocaba. Yo miraba todo por la mirilla. Y ver aquel tío maduro, alto, corpachón, con su traje, su pelo largo recogido en una coleta, se me puso bien dura. No podía dejar que se marchara, que creyera que le habían tomado el pelo. Así que así, en pelotas y duro, abrí la puerta para llamarle antes de que se metiera de nuevo en el ascensor.
El motero se metió en mi casa rápido. Fue cerrar la puerta y se apoyo en la pared, sacando de inmediato su polla para que se la chupara. Así que me agaché para comer. Joder, que buena polla tenía el tío. Le miraba mientras se la chupaba, y el tío tenía cerrados sus ojos, la boca abierta dejando escapar gemidos. era dominante, y me sujetaba la cabeza para que no dejara de chupársela. Se le puso bien dura. Con sus pantalones bajados, su chaqueta de cuadros, su corbata y su coleta, me estaba poniendo realmente malo. El motero me hizo ponerme de pie, y sin mediar palabra, me puso contra la pared, me dio la vuelta y con gran maestría, me la metió de golpe, sin condón (cosa que después a los dos nos pesó, por no haber tomado precauciones desde el principio). Joder, que bien la metía. Me dio varios pollazos increíbles, y yo gozando, así, de pie, en la entrada de mi casa.
Después de follarme así un rato, se separó y nos fuimos a la habitación. Allí de despeloto en un momento, descubriéndome un pecho velludo, con unos pezones duros de la leche. Así desnudo, me ponía más y más. De la enculada que me había dado, tenía que lavarse la polla, así que nos fuimos al baño. Allí, antes de lavarla, me hizo chupársela . Me chupe mis propios jugos de mi culo en su polla. Una vez acabado, volvimos a la habitación. Nos tumbamos y empezamos a morrearnos. Joder. Un morrero de la leche, con lengua, que sacaba y metía cada vez más.  Me dirigió la cabeza hacia sus pezones y me ordeno que se los mordiera. Al principio lo hice despacio, pero el motero me dio una leche en la cara, diciéndome que se los mordiera como un macho. Y así lo hice, le hice retorcerse de dolor al cabrón.
Le puse tan fuera de si que me volvió a dar una leche, cosa que en contra de mi costumbre, me excito más.
Se tumbó boca arriba, se despelotó bien, separando sus piernas, y me ordenó que le comiera el culo. Era activo, pero le gustaba que le mamaran el culo. Así que allí bajé. Mi lengua entro en aquel culo, que se contraía a cada lenguada mía, y oía un gemido de placer del tío. Se lo comí bien comido.
Al rato, se levantó, sacó un condón y se lo puso en aquel pedazo de carne que se bamboleaba delante de mí. Me tiró sobre la cama, de espaldas, se tiró encima de mi, y sin casi darme cuenta, sentí su polla dentro de mi. me cabalgó así durante un buen rato, resoplando, dejándome el culo bien dilatado.
Se levantó, sacó su polla de mi culo, y seguía bien empalmado. Se tumbó boca arriba, y me hizo cabalgar ahora sobre él. Joder, cómo movía sus caderas para metérmela de nuevo, él debajo, yo sobre su polla. Me hizo estirar bien los brazos hacia arriba, moverme bien, mientras me daba tortas en la cara, diciéndome guarradas: mueve así cabrón, eres un cerdo, te estoy follando bien follado.
Seguimos así un buen rato, cuando él se incorporó y sin sacarla de mi culo, se sentó al borde de la cama, y me seguía así follando. nunca había sido follado así. Cómo la metía, cómo se movía. Yo estaba en éxtasis.
Así me siguió follando un buen rato. Yo ya no podía aguantar más, así que estaba pelándome bien fuerte. Pero el tío me agarró las manos, me sujetó fuerte y me dijo que iba a hacer que me corriera sin tocarme. Eso seria imposible para mí, nunca me había pasado.

Siguió follándome, mientras me decía que le mirase a la cara, mientras me decía que me iba a correr sin tocarme. Mirarle a la cara, ver el vicio en sus ojos, ver cómo resoplaba, ver su pelo largo caerle
Estaba que no podía más. Y el tío también estaba a punto. Yo seguía encima de él, pero se sacó la polla de mi culo, se quitó la goma y empezó a masturbarse. Gemía y gemía. Se tumbó en la cama, y comenzó a retorcerse. Estaba a punto de echarla. Joder, cómo me ponía verle. Mi polla se puso de nuevo dura y comencé a pajearme, esta vez tocándome bien. El tío lanzó un grito y me cogió la cara para acercarla a su polla, de la que empezó a salir un chorro de espesa lefa, blanca, caliente. Yo puse mi cara en su polla, pringándome bien. Y seguí dándole caña a mi polla. El tío me cogió de los huevos, y sentí una mezcla de placer y dolor. Estaba vacío, pero seguí masturbándome. Al final, en un espasmo de placer, me corrí echando unas gotas más de leche.
Caímos los dos sudando en la cama. Mi culo húmedo, su polla rebosando semen pringoso. Olía la habitación a macho.
Yo pensaba que todo habría acabado. Pero después de un rato y un cigarro, el tío me preguntó si alguna vez había probado el milking. Ante mi cara de extrañeza, supo que no. Me comentó que el milking era ordeñar al tío hasta dejarle bien seco, que llegara a correrse sin echar ya semen. Le dije que en mi caso sería ya imposible. Esa respuesta le encendió la bestia, porque sin mediar palabra, cogió sus calcetines, me cogió de las manos y me ató al cabecero de mi cama. Aquello me asustó un poco, pensando que a ver qué tipo había metido en mi casa. Pero el motero sonrió, me dijo que me tranqulizara, que solamente me iba a hacer experimentar un buen milking.
Mi polla no reaccionaba al principio a sus manoseos, pero el tío siguió. Yo me veía atado, sin poder hacer mucho más que dejarme hacer. Al rato, me miró con vicio y como veía que mi polla seguía flácida, me dijo que su boca era experta en despertar a las pollas más vagas. Y sin más, se la metió en la boca. Yo le miraba, allí abajo, con su pelo largo sobre la cara, subiendo y bajando, mirándome con lascivia. y mi polla reaccionó. Empezó a ponerse dura de nuevo. Sentía un dolor en los huevos, un escozor en el capullo, pero estaba dura de nuevo.
Siguió chupámdome un rato, corto, para pasar después a mastubarme de nuevo, metiendo dos dedos en mi culo, buscando mi punto G de nuevo. Y lo encontró, sí. Sentí placer, sentí que mi cuerpo daba todo, sentí por dos veces que me corría. Y a la tercera vez, sentí un orgasmo bestial, raro, porque fue una descarga eléctrica, sin eyacular, pero muy placentera. No podía eyacular porque no tenía ya nada dentro. Qué pasada.
El tío se rió, me desató y me dijo que por mi culpa se había vuelto a empalmar. Así que antes de irse, tendría que masturbarse de nuevo. Se puso de pie y me ofreció todo su cuerpo en tensión mientras se masturbaba. Me miró, yo tumbado en la cama,  pellizcándome los pezones. Y me dijo que los vecinos se lo iban a pasar también bien. Sin darme opción, corrió las cortinas y se planto delante del balcón a meanársela. Aquello me dio morbo, yo lo hago algunas veces también. Y se terminó corriendo, echando su leche, escasa ya, en los cristales.
Aquel hermoso cuerpo doblándose mientras se corría. ufffffffffffff.
Al acabar, se vistió rápido, tenía que irse a trabajar, se recogió el pelo en una coleta, y me guiñó un ojo mientras salía de la habitación. Oí cerrarse la puerta de la calle, y me dí media vuelta. Me quedé dormido hasta casi medio día. No pude pajearme en dos días, de lo que me escocía la polla, pero fue uno de los mejores polvos de mi vida.

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