martes, 5 de noviembre de 2013

Así, papá, chúpame la polla y cometé mi leche


No fue una fantasía

Sé que muchos pensaréis que esto es fruto de una fantasía o de un calentón. Pero no. Esto es real, me ha pasado en mi vida.

Desde pequeño he sido muy sexual, muy erórico. Recuerdo con siete años y ya me desnudaba delante del espejo para verme desnudo. El morbo de verme desnudo. Fui creciendo y también lo hicieron mis morbos y deseos. A los 15 años ya tenía claro que me gustaban los tíos, y si eran mayores que yo, mejor. Mi primera experiencia fue algo rápida, sin duda por los nervios de la inexperiencia.
Yo tenía que coger el metro todos los días para ir al colegio, unas ocho estaciones. Como lo cogía en la primera estación, solía pillar asiento. Una tarde, como tantas otras, iba sentado,casi durmiéndome. En un frenazo del metro, me espabilé y observé como un hombre, de unos 45 años, me miraba mucho. Desvié la mirada, pero me puse tenso y nervioso. El hombre seguía mirándome y cuando le devolví la mirada, me sonrió. Yo me puse muy nervioso. Llegamos a mi estación y me bajé. Pero noté que él también se bajaba. Mientras subía ls escaleras hacia la calle, me alcanzó y empezó a preguntarme si vivía por la zona, que si venía del colegio. Yo, muy nervioso, dudaba entre apretar el paso o seguirle la conversación. Decidí, muerto de miedo, hacer lo segundo.
Al llegar a una esquina, yo tenía que seguir recto, y él me paró, para decirme si quería tomar algo o comprarme un pastel, en una pastelería que estaba en esa esquina. Acepté la invitación y entramos. Actuábamos los dos como si fueramos familia. Compramos dos pasteles de nata. Salimos de nuevo a la calle y lentente, comenzamos a andar por la calle, contraria a donde yo vivía. Nos hablabamos, solamente comíamos y sonreíamos. Al llegar a otra calle más estrecha, me paró y me dijo que vivía allí. Me invitaba a subir. Pero los nervios y la precaución me hicieron decirle que no, que subir no. Entonces me dijo que si quería pasabamos al portal y hablabamos un rato. Acepté, pensando que el riesgo era menor así.

En el portal, de una casa antigua, sin ascensor, con escalones de madera, se dirigió al hueco debajo de las escaleras. Allí era difícil que ningún vecino nos viera. Le seguí. Cuando estabamos ya alli, yo ya tembalaba todo. Pero mi imaginación, morbo y deseo pudieron más. Estaba con un tío maduro.
Él notaba mis nervios, y lentamente, me fue acariciando la espalda. En un momento dado, terminó su pastel de nata, dejando un poco en su bigote moreno. Verle pasar su lengua me trajo a la mente las muchas fotos de tios que ya había visto en las revistas que compraba a escondidas en el kiosko.
Me sonrió y me dijo si quería bsarle. Le dije que nunca lo había hecho. Gimió de placer y acercó su cara a la mía, obligándome, sin mucho reparo por mi parte, a abrir la boca. Sentí su lengua entrado en mi boca, su sabor a nata...
Mi polla estaba ya francamente dura, y notaba que la suya tb, abultando su pantalón. Comenzó a sobarme, y me dijo que quería pajearme. Sin más, me desabrochó el pantalon y mi polla dura saltó. La cogio, me puso de espaldas a él y comenzó a masturbarme desde detrás. Yo, ya me dejé ir y sentía el placer de ser masturbado por primera vez por otras manos. Pero estaba tan nervioso que no tarde en correrme. Mi leche salió disparada. El tío gemía, oía sus gemidos en mi oído, su boca pegada a mi oreja. Se debío de correr también, pero sin sacarse la polla.
Yo seguía nervioso, preguntándome qué había hecho. Me subí el pantalón y salí corriendo de aquel portal, sin mirar atrás, sin dar siquiera las gracias.
No volví a verle. Pero durante muchas noches, en mis pajas solitarias en la cama, oí sus gemidos de placer en mi mente, y eran sus manos las que masturbaban mi polla.

Os seguiré contando.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Ha pasado...

Sí, ha pasado. Hace unos días follé con el padre de uno de mis amigos más jóvenes. Tiene 62 años y está de muerte el cabrón.

Lo confieso, me gustan los maduros porque hace años follaba con mi padre y mi hermano mayor. Y no me arrepiento, lo pasabamos muy bien.

Si os apetece, os cuento estas experiencias.