miércoles, 20 de julio de 2011

NUEVO RELATO DE NUESTRO CHAPERO

Viernes noche. A punto de terminar una jornada "de paro", porque no he tenido llamadas, suena el teléfono...Maduro, 47 años. velludo, activo, quiere pasar un rato agradable. Allá vamos.
Salgo a la calle, tomo un taxi que me lleva hasta un edificio frente al Parque del Retiro. Siempre suelo preguntar antes la zona por la que vive el cliente, y si no me gusta, directamente le digo que no. Una tontería, porque si ha de pasarme algo, lo mismo puede ser en la calle Serrano que en un barrio obrero. Locos hay en todas partes.
Me abre la puerta un hombretón, ancho de espaldas, con un corte de pelo impecable, camisa azul con iniciales bordadas, pantalón de traje y zapatos de flecos. Lo que en mi época llamábamos todo un pijo.
Pasamos a un salón y me invita a beber algo. Mientras sale a por las bebidas, desde mi sitio en el sofá cotilleo la estancia. Me llama la atención una mesa llena de fotos "reales", es decir, de fotos de Alfonso XIII, de Juan Carlos I, ésta última dedicada, fotos de las Infantas...El cliente me pilla mirando las fotos, y se sonríe. Le digo que vaya fan que es de la realeza. Sonríe de nuevo y se sienta a mi lado. Deja su vaso de wisky en la mesa y empieza a sobarme la entrepierna. Está claro que no me va a contar nada de su vida. Estamos ahí para follar, para eso me va a pagar, así que manos a la obra.
Comenzamos a besarnos, con nuestras lenguas entrando y saliendo de la boca. Me tumba en el sofá, se pone encima de mí, y deja caer un buen chorro de saliba en mi boca, con sabor a wisky escocés. Eso me pone bastante burro, y por el tamaño que va cogiendo su entrepierna, a él también. Seguimos morreándonos, sobándonos, y en un momento se quita su camisa de iniciales bordadas. Aparece ante mi un pecho bien formado, velludo en su justa medida, con una hilera de vello que le baja hasta el ombligo e intuyo, más abajo. Sus pezones están ya firmes, dos buenos botones para ser mamados. Acerco la punta de mi lengua a ellos, y un escalofrío le recorre la espalda. Le gusta, vaya que si le gusta. Mientras le chupo los pezones, se ha desabrochado el pantalón y del calzoncillo le asuma la punta de la polla, el capullo bien rosado, duro, brillante, húmedo. Yo no puedo resistirme ante una verga así, y sin que él me lo pida, me lanzo a comérsela. Comienzo a pasarle la lengua por ese glande rosado, recorro después todo el tronco, y termino por sacársela entera. Le bajo los calzoncillos blancos y sus huevazos se quedan colgando, redondos, bien afeitados. Este tío me está poniendo malo. Le chupon todo, de la polla a los huevos. Él está a horcajadas sobre mí, con su polla ya en mi boca. Y con sus manos, comienza a sobarme mi paquete. Le ayudo y me saco mi polla, ya bien dura. Comienza a pajearme, con lo que yo, agradecido, le hago una mejor mamada. Sus gemidos comienzan a llenar la habitación, y pienso si las fotos reales se estarán escandalizando de lo que están viendo.
Seguimos así un rato, hasta que me dice que hoy se ha levantado más activo, que me quiere follar vamos. Y sin pensármelo dos veces, levanto mis piernas rodeando sus caderas, para dejar mi culo bien expuesto y abierto. Que sí, que me la meta, que quiero gozar de ese polla dentro de mi culo.
Se pone con gran destreza el condón, y se agacha hacia mis bajos fondos. No me lubrica con su saliba o con lubricante, no. Me hace el honor de darme una comida de culo bestial. Su lengua entrando en mi cada vez más dilatado agujero. Y cuando yo ya jadeo como un perro, me la clava de una vez, atinando a la primera. Hostia.
Cara a cara, mirando su cara de placer según me embiste, nos pegamos una buena follada. Cada vez que su polla me penetra, la atrapo con los músculos de mi esfínter, y el tío se retuerce de placer. Nos estamos follando a la vez, él con su polla, y yo a su polla con mi culo. Yo me retuerzo de placer en el sofá, escondo mi cara en los almohadones, ahogo mis gemidos en ellos. Pero mi cuerpo entero se retuerce bajo esa polla. El tío suda, y ver ese pecho velludo sudoroso, me da más morbo y más ganas de seguir follando salvajemente. Ni siquiera me toco la polla, que bota sobre mi vientre, dura, con cada embestida suya. No voy a tardar en echar toda mi leche, porque mi culo arde.
Sus gemidos son cada vez más rápidos, y siento que se va a correr. No me da tiempo a decirle nada, porque se saca la polla de mi culo, de un tirón se quita la goma, y echa todo su chorro de leche en su vaso de wisky. Qué cabrón. Y sonriendo, jadeando todavía, con su polla derramando sus últimas gotas blancas sobre mi estómago, se bebe el wisky blanquecino de un trago. Me mira, sonríe y se pasa la lengua por los labios, donde un colgajo de su leche tiembla en el vacío. Pero su lengua lo atrapa y desaparece en su boca. Esa imagen, verle hacer esas cosaS, ha conseguido que mi polla se ponga a temblar, que mis huevos se pongan como piedras, y sin tocarme, me corra entero, llenádome mi propio pecho de lefa caliente.
Según me visto, vuelvo a mirar las fotos de la realeza. Sonriendo, mientras me acompaña hacia la puerta, me dice en un susurro que es personal de la Zarzuela, es decir, que trabaja allí. Ok. Vale.
Pero allí no creo que se pueda follar a nadie como me ha follado a mí, ni se la coman como se la he comido yo....¿O sí?

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