miércoles, 27 de julio de 2011

DE ZORREO CON MADUROS I

Me gusta ir a playas nudistas, y más si en las mismas, hay zonas de arbustos, dunas, bosques, donde perderse y terminar follando al aire libre.
Hace unos veranos, en Menorca, en una playa nudista con bien de vegetación, estuve un buen rato "jugando" con un maduro casado bien apetecible. Nuestras miradas se juntaron cuando yo me situé cerca de él y su familia. Al cabo de un rato de miraditas, me metí en el agua y él me siguió. Haciendo como que nadaba, pasó por dos veces a mi lado. Yo, parado, me sobaba mi polla bajo el agua. El tío, moreno, velludo, con un buen bigote y unos pezones bien marcados, me sonrió al pasar por segunda vez, y casi en un susurro, me dijo que en media hora me esperaba en los arbustos. Siguió nadando y yo me salí. Me sequé y como si me fuera ya de la playa, recogí mis cosas, encaminándome a la zona de arbustos. Allí encontré una especie de cabaña formada por dos árboles inclinados. Se veía perfectamente quien venía, así que allí monté mi campamento. Me volví a desnudar y sentado en un tronco, comencé a sobármela.
 Ni rastro de mi maduro, pero desde mi sitio, le veía en su sombrilla, atendiendo a su familia. Al rato, vi que se calzaba, cogía sus gafas de sol, se ponía crema en el cuerpo y le señalaba a su mujer el itinerario que iba a seguir en su paseo. Ella se quedó tumbada con los dos niños cerca jugando.

Mi maduro papá comenzó a andar hacia los arbustos, pero algo alejado de donde yo estaba, así que tuve que salir para que me viera. Y claro que me vio, con mi polla muy morcillona ya.
Me metí de nuevo en el refugio verde y él entro al rato. Venía desnudo, con su polla colgando, apetecible. Fue entrar, saludarnos y sin más, me agache a mamarle ese pedazo de verga que iba creciendo más y más, según yo le chupaba. Le hice tumbarse, y así, abierto bien de patas, con los ojos cerrados y la boca abierta de placer, mi maduro resoplaba, me cogía de la cabeza para que se la comiera más. Le comí los pezones, casi gritando de placer él; luego, nos morreamos con bien de lengua. Vaya vicio que tenía el jodío. Y ya el éxtasis vino cuando le abrí de patas y comencé a comerle ese culo velludo. El tío se retorcía de placer, gemía, pedía más.
Al cabo de un rato, me tocó mi turno. Me tumbé bien abierto de patas, ofreciéndole bien mi nabo duro y mojado. Él se lo metió hasta los huevos. Joder cómo mamaba el cabrón, no era su primera polla, no. Así estábamos cuando yo me puse más burro todavía al abrir los ojos y ver a un tío en la entrada de la cueva pajeándose. . Verle y darme un morbo fue todo uno, casi me corro. Tuve que sacar mi boca de aquella boca chupona.
Mi maduro vio también al tío y empezó a pajearse provocándolo. Nos miramos los dos y supimos que ea situación nos ponía a tope. Así que nos tumbamos los dos delante del mirón, y comenzamos a pajearnos y a meternos dedos en nuestros culos. El mirón se masturbaba más y más rápido mirándonos. Al rato, entre gemidos y tacos, se corrió, echando una buena lefada en la arena.
Mi maduro y yo seguimos pajeándonos, pero esta vez, comiéndonos la boca, bien de lengua. Acabamos los dos corriéndonos casi a la vez. Me dio un morbo observar a lo lejos a su querida esposa tumbada, sin saber qué hacía su querido esposo a unos metros, echando bien de leche por esa polla rosada y dura.
Fue algo morboso que me puso a cien. Y por la noche en la cama, recordándolo, me tuve que masturbar dos veces más. Ufffffffff

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